“Cuando el río suena agua lleva”
Nunca me han gustado los refranes pero esta vez me tomo una pequeña licencia conmigo mismo para utilizarlo con la nanotecnología, porque titulares como
“La nanotecnología será clave para la economía en los próximos 10 años” o
“La nanotecnología llevará a una segunda Revolución Industrial en el siglo XXI” bien merecen la ocasión.
- Pero vayamos por partes, ¿sabemos lo que es la nanotecnología?
La nanotecnología es un campo de las ciencias aplicadas dedicado al control y manipulación de la materia a una escala menor que un micrómetro, es decir, a nivel de átomos y moléculas (nanomateriales).
- Bien, ahora que ya estamos situados veamos que nos puede aportar esta nueva tecnología:
En la actualidad se encuentra en una etapa que puede clasificarse como pre-competitiva con aplicaciones en un buen número de industrias para usos electrónicos, magnéticos y opto electrónicos, biomédicos, farmacéuticos, cosméticos, energéticos, catalíticos y en la ciencia de los materiales.
Sin embargo se espera que a medio y largo plazo sus aplicaciones sean muy diversas.
- Energías alternativas, energía del hidrógeno, pilas (células) de combustible, dispositivos de ahorro energético.
- Administración de medicamentos, especialmente para combatir el cáncer y otras enfermedades.
- Computación cuántica, semiconductores, nuevos chips.
- Seguridad. Microsensores de altas prestaciones. Industria militar.
-Aplicaciones industriales muy diversas: tejidos, deportes, materiales, automóviles, cosméticos, pinturas, construcción, envasados alimentos, pantallas planas...
- Contaminación medioambiental.
- Prestaciones aeroespaciales: nuevos materiales, etc.
- Fabricación molecular.
- Ahora bien, ¿en que se basan los diferentes estudios para colocar a la nanotecnología a la altura de una Revolución Industrial y que no sea un paso más en nuestro avance?
Este texto extraído de la web
Euroresidentes pone totalmente de manifiesto el impacto que puede llegar a causar el desarrollo de esta nueva tecnología en nuestro sistema social.
En la actualidad, el precio de compra de un producto fabricado incluye los siguientes costes:
- El diseño del producto
- Los materiales utilizados para su fabricación
- Las horas de trabajo
- El proceso de fabricación
- Almacenamiento
- Marketing y ventas
Un porcentaje, normalmente bastante bajo, del precio de venta del producto está destinado a los proveedores de todos estos servicios.
Si las nanofábricas logran fabricar una gran variedad de productos en el momento y el sitio exacto en el que son demandados, muchos de los citados servicios dejarán de ser necesarios.
Este hecho nos deja con algunas incógnitas acerca de las características (y los riesgos) de una economía post-nanotecnología. ¿Serán los productos más baratos? ¿Desaparecerá el capitalismo? ¿Estará la mayor parte de la población en desempleo o jubilada? Dada la flexibilidad de producción de la fabricación de nanofábricas y las mejoras en la calidad de los productos, es probable que muchos tipos de productos no fabricados con nanotecnología no sean competitivos.
Si la propiedad o el control de nanofábricas resultase exclusivo, ¿se crearía el monopolio más grande del mundo, y el riesgo de sufrir prácticas abusivas y anti-competitivas? Pero, si no hay un control sobre las nanofábricas, ¿la disponibilidad masiva de copias baratas haría que no se pagase los diseñadores o empresas de marketing?
Es necesario profundizar mucho más en el estudio de este tema, pero parece claro que uno de los riesgos de la fabricación molecular es el posible desequilibrio de la estructura económica actual, con una posible reducción masiva en el valor de muchos recursos materiales y humanos, incluyendo una gran parte de nuestra infraestructura actual. Y a pesar de las esperanzas utópicas acerca de la etapa del post-capitalismo, no sabemos si se pudiese implementar a tiempo un sistema alternativo y funcional capaz de prevenir las consecuencias de un masivo desplazamiento laboral.
Impactante cuanto menos.
- Ahora me sobreviene otra pregunta, ¿está nuestro país preparado para esta revolución? O dicho de otra forma ¿estamos destinando recursos al estudio de esta nueva tecnología? ¿Será nuestra economía competitiva en el futuro mercado que se nos avecina?
A pesar de la fuerte inversión realizada en la última legislatura que ha servido para reducir las distancias con la Unión Europea y empezar a converger en materia de I+D+i pasando el diferencial de España de 0,96 puntos en el año 2000 a 0,68 puntos en 2006. Y del acuerdo con Portugal para la creación conjunta del Laboratorio Ibérico Internacional de Nanotecnología en Braga, España aún queda muy lejos del gasto total de los socios más representativos desde el punto de vista económico de la UE, que invierten el doble en investigación, desarrollo e innovación, y aún más lejos de otras naciones, como EE UU o Japón, donde el gasto supera el 3% del PIB.
Dentro de unos pocos años tendremos la respuesta…